El tarot ha evolucionado desde un simple juego de cartas y un instrumento para escribir poemas sobre el futuro, hasta convertirse en guía para el auto conocimiento y crecimiento personales. El interés del ser humano en distinguirse individualmente y personalizar su estilo hizo que, durante mediados del siglo XV, familias con posibles encargaran a artistas la creación de una baraja familiar. Seguramente estéis pensando en este momento en el Tarot Visconti, uno de mis preferidos.
Se use como se use, el Tarot contiene una simbología y una enseñanza que puede ser representada de múltiples formas. El intérprete es un mero canal por el que la magia del mazo discurre, habla, vive. Indudablemente las características subjetivas del tarotista son importantes, su experiencia en el manejo, su intuición y capacidad. Pero lo cierto es que el Tarot habla cuando quiere y como quiere, de ahí que debamos ser respetuosos con él y tratar de superar su uso “vulgar” como mera atracción a la que se accede de modo fácil por su presencia normalizada en las relaciones sociales.
Durante muchos años, he querido plasmar mi forma de comunicarme con el Tarot, o, mejor dicho, la forma en que me habla para que yo lo entienda, en una bajara. Y es que es un lenguaje, no tan secreto, que se puede aprender con el propio acento. Aun no he decidido los colores, formas, estilos en que será dibujada, si bien trabajo ya en ello.
Esta baraja será compartida con vosotros cuando esté terminada, junto con una guía que os detalle el proceso de compilación de símbolos y significados. No voy a alejarme de la división clásica entre Arcanos Mayores, su división interna en grados y secuencia evolutiva, así como la riqueza simbólica de los menores, cuya representación debemos a A. E. Waite.
Waite, además de posicionar el Loco como primer Arcano (0) antes que el Mago e invertir la colocación de la Fuerza y la Justicia, otorga a los Arcanos menores figuras simbólicas relacionadas con el significado que les atribuye, así, el 10 de espadas lleva una figura humana tendida en el suelo atravesada por diez espadas. Elimina también la letra hebrea que los autores anteriores habían asignado a cada arcano, trayendo dos principales corrientes en los dibujos del Tarot: los de tradición europea Ítalo-francesa (Visconti, Marsella) donde los arcanos menores no se dibujan y la Justicia es el VIII y la Fuerza es el XI, y los de tradición anglosajona donde siguieron los cambios impuestos por Waite. Entendió que la riqueza de los arcanos menores completan y dotan de contexto a los grandes por qué expresados en los Arcanos mayores.
Para la representación del Arcano II, la Papisa, la Sacerdotisa, me inspiro en la figura de María Prophetissa, primera mujer alquimista, que ha llegado a nosotros con una imagen oscurecida. Cada inspiración, cada sentido, será explicado en este proyecto, que espero, vea pronto la luz y podáis darme vuestras sinceran opiniones.