El vampirismo psíquico tiene como resultado un aumento en las reservas de energía del vampiro psíquico y el desgaste o agotamiento energético de la otra persona.
A pesar de que una interacción “vampírica” dura sólo algunos minutos, los efectos residuales sobre la víctima pueden notarse durante varios días. La falta de energía, los mareos, la tensión muscular, la dificultad de concentración, los dolores de cabeza y las náuseas son algunos de los efectos más comunes sentidos por las víctimas; sin embargo, sucesivos ataques de este tipo pueden producir fatiga crónica, desarreglos del sueño, irritabilidad, depresión e incluso enfermedad física.
Algunos autores creen que se debe a un aura poco desarrollada, del sujeto vampiro, y una falta de recursos energéticos que repercuten en que se desarrolle por este un sistema de adaptación y «supervivencia». Son fáciles de reconocer por los efectos que dejan, y que se tema un posterior contacto. Quien no ha tenido compañeros, amigos que, tras su marcha, nos hace sentir tristes, negativos, con un peso en el alma.
Un vampiro energético puede o no puede ser psíquico en el sentido habitual, pero en este caso esta terminología significa, la habilidad psíquica para agotar otra energía o fuerza vital.
También significa que un individuo puede cansar el pensamiento, las emociones, la fuerza vital, la reserva mental y las fuerzas físicas de otra persona, es este el sentido más habitual, al margen de cualquier dimensión esotérica.
Los vampiros psíquicos presentan una gran variedad de rasgos personales y de patrones de comportamiento. Muchos de ellos adoptan el estereotipo bien conocido de “mosquita muerta” o comportarse de manera halagüeña. Muchos creer que son personas sin escrúpulos pero he llegado a creer que no son conscientes de lo que dejan. Personas pasivas, falsamente activas, o muy protagonistas que necesitan constantemente de otras que interfieran en su círculo para sentir equilibrio en su vida; mediante el apoyo en otros, son un espejismo de independencia, de modo que no serían capaces de sobrevivir sin ese conjunto de su alrededor. En este sentido, y a pesar de los disfraces tras los que se ocultan, los vampiros psíquicos son típicamente inseguros y vulnerables; si bien pueden adoptar un estilo autosuficiente, operan desde una posición de debilidad y no de poder. Son estas personas frágiles, enfermizas, a quien todo le pasa, tienen mala suerte y se valen de esta debilidad para encontrar una personalidad más fuerte que les sirva en un momento vital determinado.
Mi único recurso personal ha sido alejarme de la persona que me causaba este tipo de efectos, estas personas no han podido entender el alejamiento, como un tres de espadas clavado en el corazón, porque desde la sensibilidad, ¿cómo puede decirse a alguien que sientes que te hace mal, cuando, en su forma de comportarse, dice tenerte afecto?
¿Tenéis algún recurso que aportar, experiencias?
Os dejo, por último, una tipología de personalidades según Isaac Fernández, de los vampiros:
ILUMINADOS.- Este vampiro chupa a sus víctimas haciéndoles creer que él transmite y realiza “milagros” a través de su gran “iluminación”. Las víctimas hipnotizadas e incautas, donan sus riquezas o lo que pueden para recibir sus gracias, (incluida la posterior dependencia a ellos y «esclavitud» a sus proyectos, pues nos hacen adictos y será la energía propia en diversas formas, un constante pago sin que seamos conscientes del mismo)
MORALISTA.– Chupa a sus víctimas sometiéndolas a rígidos controles de orden moral, imponiendo severas críticas y restricciones. Las victimas viven atemorizadas con la idea de ser objeto de su ira.
ALTRUISTA.- Se presenta como Gurú, maestro y salvador de almas. Dice a sus víctimas que no les cobrará nada por el servicio de “salvación” pero conforme avanza los va drenando poco a poco a través de “donaciones voluntarias” que al final se convierten en obligaciones. Mientras que el vampiro se hace cada vez más rico, sus víctimas se vuelven cada vez más pobres.
CONTROLADOR.- Es uno de los peores tipos de vampiros, porque se disfraza de bondad y a través de esta cualidad chupa hasta la última gota de sangre de sus víctimas. Casi siempre aparenta ofrecer y trabajar en el más alto interés de sus víctimas, las cuales se sienten terriblemente culpadas cuando comienzan a libertarse de los sofocantes controles del vampiro.
COBRADOR.- Cobra siempre, principalmente aquello que no le pertenece. Le gusta presentarse como el hacedor del mundo y cree que tiene derecho a todo, por supuesto sin nunca dar nada.
CHISMOSO.- Adora repartir chismes. Su lema es calumniar siempre por la espalda. A través de comentarios impiedosos, en general infundados y siempre está creando un clima favorable para chupar a sus víctimas.
MAL HUMORADO.- Escoge a sus víctimas repartiendo su mal humor. Su mayor fuente de energía es conseguir que alguien se ponga de mal humor al igual que él.
CONTESTADOR.- Cada palabra o gesto de este vampiro contiene una reclamación explícita o implícita. Él se opone a todo, exige, reivindica, protesta sin parar. Más como sus reclamaciones tienen poco o ningún fundamento, raramente consigue defender o justificar sus protestos.
ADULADOR.- Masajea el ego de su víctima, cubriéndola de falsos elogios.
DESAMPARADO.- Hace todo para despertar la pena y conmiseración de sus víctimas. Se presenta como una pobre víctima, delante de la vida y del mundo.
FUNESTO.- Anuncia y anticipa todo tipo de desgracias. A través de previsiones siniestras y dramáticas profecías, tiende a infundir miedo y pánico en sus víctimas, hasta sacarles cualquier tipo de esperanza en el presente y futuro.
PEGAJOSO.- Invierte en la sensualidad y sexualidad de la víctima. Siempre está haciendo el juego de la seducción.
HABLADOR.- Habla por los codos y obliga a sus víctimas a oírlo horas y horas seguidas, de esa forma mantiene la atención, mientras se alimenta de la energía vital de sus oyentes.
HIPOCONDRÍACO.– Cada día aparece con una enfermedad nueva, es su manera de llamar la atención de sus víctimas, despertando en ellas preocupación, compasión y cuidados.
AUTORITARIO.- Usa todas prerrogativas de poder para subyugar a sus víctimas, haciendo que ellas se sientan en condición inferior y muy pequeñas delante de su gran omnipresencia.
ENVIDIOSO.- Sus víctimas son indefensas criaturas, porque el vampiro, y esto no se sabe porque, percibe a sus víctimas como seres indignos para poseer algún talento, propiedad o afecto que él desearía para sí mismo. Se trata de un espécimen capaz de las más horrendas crueldades con sus víctimas.
APROVECHADOR.- Se presenta como una persona bondadosa que quiere “ayudarlo” pero en realidad está robando todas sus ideas para hacerlas suyas.
Estoy de acuerdo en que es difícil confrontarse con un vampiro energético, sobre todo, cuando la víctima es una persona de bien y “ama” a los seres que por alguna razón se convirtieron en vampiros energéticos, sean parientes o amigos, pero si lo analizamos fríamente, veremos que no es imposible contra atacarlos, si tenemos dentro de nosotros los medios y armas para vencerlos.
Fuentes: (Josep Riera, periodista y experto en Mitología y Ocultismo; Juan José Benítez escritor e investigador; Paloma Navarrete, psíquica; Fernando Jiménez del Oso, psiquiatra e investigador)