Desde l s. XIX, estudiosos del ocultismo moderno, de las mancias y métidos de adivinación en general, como Pierre Christian, Ely Star, el prestigioso Papus, Oswald Wirth y Edward Waite, coinciden en que el Tarot es puro simbolismo. Desde la posición sobre la interpretación de los diferentes triunfos (Arcanos mayores) hasta la pregunta de con qué objeto debe utilizarse el Juego del Tarot, queremos desde aquí dar cabida a una opción personal de quien posee este juego: la Meditación.
A través de cada Arcano podemos adentrarnos en un camino interior para, mediante el conocimiento, nos libremos de ataduras superficiales e iniciemos una evolución propia hasta la paz espiritual.
El punto de partida de la Meditación con los Arcanos mayores es la carta numerada con el I, El Mago.
El número 1 es el símbolo de la unidad indivisible, el centro cósmico e inmaterial iniciador y creador de todas las cosas, y que además de simbolizar el Ser somboliza la Revelación que permite al hombre elevarse a niveles superiores. La cualidad de este arcano es la voluntad, fuerza activa que penetra toda la creación, incluso en sus más profundos abismos, para dar nacimiento al movimiento y la vida.
La lección más importante de esta lámina es hacernos ver la relación entre el esfuerzo individual y la realidad espiritual, que ante todo debemos aprender a concentrarnos relajadamente, sin esfuerzo, para transformar el trabajo n juego y que todo yugo o karma nos resulte ligero.
El factor decisivo para el verdadero trabajo interior es una voluntad desinteresada y ecuánime; el yoga, por ejemplo, exige la práctica de las cinco reglas de la actitud moral (yama) y de las cinco reglas de la mortificación (niyama) antes de iniciar las asanas o posturas y el panayama o respiración controlada, y, como es natural, antes de la práctica de los tres grados del trabajo interior: concentración, meditación y contemplación.
La tirada ha sido dibujada con el Tirador de Tarot de www.tarotygratis.com
La expresión distendida del Mago, que ni siquiera precisa mirar detenidamente lo que está haciendo, es un ejemplo de la verdadera concentración. Quien desee practicar la verdadera concentración debe permitir que su inteligencia corporal tome las riendas.
Otra enseñanza básica de esta lámina reside en su número: la unidad. Y no sólo la unidad como representación de lo que es el uno, sino también la unidad de todo lo creado, base de la ley de de analogía basada en la Tabla esmeraldina de Hermes Trismegisto, que dice:
«Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para realizar el milagro de una sola cosa.»
Y así como el mago o el malabarista debe trabajar y ejercitarse largo tiempo para conseguir trabajar relajadamente, nosotros debemos acumular larga práctica en la concentración, meditación y contemplación para llegar a percibir directamente las correspondencias analógicas,es decir, hasta convertirnos en personas que han logrado la armonía y el equilibrio entre la espontaneidad de lo inconsciente y la acción meditada de lo consciente. Si logramos hacerlo así seremos magos, de lo contrario, sólo seremos charlatanes de feria.
Finalmente, podemos comparar esta lámina y su número con el primer sendero cabalístico, el sefirá Hojmá, en su sentido descendente, donde es la primera etapa del descenso del Poder, del Principio Generador, conocimiento activo y positivo que nos llega directamente de lo Alto. Es el centro inmaterial del que irradia el pensamiento, espíritu y energía.